martes, 14 de febrero de 2012

Crisis e Inflación

Hablemos de Europa…

En plena crisis y con el peligro de sufrir un estancamiento económico cuando no una  depresión se busca todas las herramientas posibles para combatir la crisis. Básicamente, la formula mágica para producir crecimiento económico y dejar atrás la crisis consiste en augmentar la demanda agregada, esto es; una mayor inversión, privada o pública, y un mayor consumo, privado o publico.

El problema se nos presenta un año más tarde del inicio de la crisis financiera global, en el 2009, cuando los mercados, por algún motivo (véase cronología de los hechos*), empiezan a ponerse nerviosos y a dudar sobre la posibilidad de que algunos países en recesión, más en concreto Grecia, puedan devolver los prestamos en forma de bonos públicos y otros productos.  Así es como entre 2009 y 2010 comienza la llamada crisis de la deuda que afecta a toda la eurozona.

Pero volvamos un poco atrás para entender por qué Grecia y otros países de la eurozona llegan a tener un déficit público de tal magnitud para hacer dudar a los inversores. Cuando en 2008 empieza la crisis y la demanda e inversión privadas comienzan a caer el gobierno aumenta automáticamente su gasto a la vez que también reduce de forma brusca los ingresos. Esto produce un desequilibrio muy elevado en las cuentas en muy poco tiempo, y como consecuencia el estado se ve obligado ha escoger entre dos opciones pera equilibrar las cuentas; o bien recortar el gasto (sobretodo prestaciones sociales) o bien intentar aumentar los ingresos. Obviamente va a escoger la segunda opción, ya que si recortase el gasto también vería aún más afecto sus ingresos. Pero para augmentar los ingresos no tiene más remedio que endeudarse y así tener suficiente liquidez para poder, des del sector público invertir y gastar más como para reactivar la actividad económica del sector privado. A esto se le llama política expansiva o Keynesiana.

Hasta el momento no parece haber ningún problema, pero cuando las agencias de cualificación empiezan a bajar la cualificación de la deuda griega el tipo de interés que exigen los mercados para los bonos griegos se dispara, hasta ser inasumible para el gobierno helénico. O dicho de otra forma, se produce el pánico entre los acreedores lleva a estos a exigir una “prima de riesgo” y a solo prestar dinero a intereses muy elevados. Cuando estos intereses suben demasiado pueden llegar a convertir un país solvente en uno de insolvente.
Al poco tiempo la desconfianza de los inversores se extiende desde Grecia hacia el resto de países periféricos de la zona euro, pasando por Portugal, Irlanda y España. Finalmente, hasta la cualificación de la deuda de otros países como Bélgica y Francia se ve afectada por el contagio.





 Entonces, que deben hacer los países y/o instituciones como el BCE para poder evitar la “quiebra” de estos Estados europeos o dicho de otro modo, la imposibilidad de que estos puedan hacer frente a algo tan esencial para el funcionamiento del Estado moderno como son las nominas de los funcionarios?

La mayoría de los estados de la UE y sus instituciones entendieron que el mensaje de los mercados era claro. Se debía recortar el gasto para mostrarse así capaces de hacer frente a sus deudas.
Pero ahora nos encontramos en una encrucijada donde los mercados temen por la solvencia de los Estados, no porqué su gasto publico sea excesivo, sino porqué no están siendo capaces de generar crecimiento económico y por lo tanto, de recaudar suficientes ingresos como para ser solventes a medio plazo.   

Uno podría pensar que los mercados son una institución esquizofrénica o paranoica que quiere a la vez que se recorte el gasto mientras exigen a las economías estatales un crecimiento que afiance el pago de la deuda contraída por los gobiernos. Pero esas exigencias no son tan extrañas sino que, como mínimo, son lógicas, ya que los inversores saben que para poder pagar, el Estado, debería ser capaz de generar superávit fiscal, tener más ingresos que gastos. Aún así, como todos sabemos, éste no es el caso actual, con caídas de la recaudación e incrementos de los subsidios de paro, España y muchos países de la UE se encuentran con una deuda pública que es, en contra de lo que se argumenta algunas veces, demasiado alta en relación a la capacidad de pagar por mucho que se diga que el ratio Deuda/PIB es menor que en Alemania o Estados Unidos, ya que, lo que realmente importa es la capacidad de recaudar!



Con todo eso vemos que los Estados a título personal poco pueden hacer. Pueden promover políticas de aumento de la productividad, pero hasta medio plazo éstas no tendrían efecto, no pueden aplicar políticas expansivas bajo la atenta mirada de los mercados porqué no podrían permitirse un mayor endeudamiento, a la vez que tampoco pueden recortar sin más ya que esto estrangularía el crecimiento, y por lo tanto, los Estados tampoco serían capaces de hacer frente a sus deudas.

Por lo tanto, aquí es donde debería entrar la acción el BCE y la actuación conjunta de los estados de la UE.
El BCE (Banco Central Europeo), que es la institución que imprime los euros que utilizamos, debería tener un papel fundamental como moderador entre los inversores y los Estados que son víctimas del pánico de los mercados.
¿Cómo? Pues una posible solución sería que el  BCE se comprometiera a comprar deuda de estos países a tipos de interés razonables. Si lo hiciera, los inversores tendrían la seguridad de que acabarían cobrando, cosa que haría desaparecer las primas de riesgo, haciendo disminuir los tipos de interés de todos los países afectados. Eso, que parece redundantemente sencillo, ¿qué puede haber más fácil que “imprimir dinero”? conlleva muchos riesgos que deben ser considerados, ya que esto supondría al fin y al cabo, aumentar la oferta monetaria. Así pues, la razón básica por la que el BCE debería intervenir es que la inflación es la forma más sencilla de reducir el precio de la deuda, pero también supone un motivo de peso para pensárselo dos veces ya que también es una de las más peligrosas.



                     Profesor Jesús Huerta de Soto defensor de la Escuela Austriaca

Pero aparte de los riesgos que supone hacer funcionar la máquina de imprimir del BCE hay otro pequeño problema, y es que Angles Merkel se ha negado a hacerlo utilizando un argumento de peso: “Esto es ilegal”. Y tiene razón, los estatutos del BCE en el artículo 123.1 prohíben prestar directamente a gobiernos o instituciones públicas. La pregunta que sigue es, ¿y por qué? Pues por la misma razón por la que, aún pudiendo eludir este artículo con un poco de imaginación, Merkel sigue negándose a utilizar esta opción.

Los motivos que tiene Merkel para negarse son varios como por ejemplo; el miedo a la posibilidad de los países a los que se dejen los créditos no hagan las reformas necesarias y no puedan pagarlos, provocando la descapitalización del BCE y obligando a Alemania a rescatar a toda Europa. Otro motivo seria de tipo estratégico, Alemania podría esperar al límite de la situación para obtener compromisos más serios de los países que necesitan estos créditos. También hay un motivo más para que Merkel no quiera optar por esta opción, se debe al riesgo moral, es decir, la posibilidad que la ayuda a estos países por parte del BCE lance el mensaje de que no pasa nada si se generar déficits insostenibles porque el BCE siempre puede “Imprimir dinero”.  Pero el motivo de más peso y que también resume en parte todos los otros tiene el origen en la historia de Alemania, es la aversión a la inflación que siempre ha tenido des de la segunda guerra mundial.



Y es que más de una vez se ha dicho que el BCE prácticamente es el heredero del “Deutsche Bundesbank” o banco central alemán. Esto se dice porqué el BCE cumple la principal función que tenía el Deutsche Bundesbank antes de la creación del Euro y el BCE, contener la inflación. Una prueba ilustrativa de esto es éste video que el propio BCE difunde, entre otras cosas, para justificar su actuación.



Pero es esto una manía de los alemanes sin más, o por otro lado se tienen motivos fundamentados para temer que la intervención del BCE pueda producir una distorsión relevante en los precios y de consecuencias nefastas en el largo plazo?
En realidad ya tenemos alguna experiencia en que el BCE ha roto su ortodoxia y ha decidido intervenir puntualmente comprando deuda de países afectados por el pánico de los mercados con el objetivos de calmar los ánimos de los inversores y así salvar el euro. Pero dejando de lado su efecto sedante de limitada duración (las caídas en la prima de riesgo aparecieron el mismo día en que se puso en marcha la medida), lo cierto es que esta compra de deuda podría tener un efecto nocivo sobre la inflación.

La compra de deuda española e italiana por parte del BCE podría disparar las expectativas de inflación ya que, como ha ocurrido en ocasiones anteriores, se inicia una fase de monetización de deuda que suele desembocar en presiones inflacionistas.
En un escenario ideal, estas presiones inflacionistas servirían para aliviar la crisis de la deuda hasta que se produzcan los primeros síntomas de recuperación. Entonces y como fórmula para controlar de nuevo la inflación, se podría proceder a una nueva subida de tipos de interés por parte del BCE.

Para muchos la crisis de deuda pública es la segunda fase de una crisis financiera y la solución a ésta suele ser la que llevó a cabo EEUU. La Reserva Federal norteamericana acudió a la monetización desde el primer momento al no estar sujeta a mandato limitativo, como sí lo está el Banco central Europeo, el cual rompió puntualmente la ortodoxia financiera incurriendo en el peligro de no cumplir con su estricto mandato de contener la inflación.

Iniciado el proceso inflacionario, un posible riesgo es que el BCE, en este caso, encuentre, como ocurrió en la crisis de deuda latinoamericana de los años ochenta, que la inflación es una manera de reducir el precio de la deuda y se acomode a esta situación. Y para corregirlo habrá que recurrir a una subida de tipos. ¿Se habrá situado Europa para entonces en una senda de recuperación consistente? Si no es así los riesgos aún son más elevados.

Como hemos visto, la actuación del BCE no ha sido totalmente coherente ya que se ha permitido intervenir en situaciones puntuales. Eso se debe en parte a la propia discrepancia interna que hay dentro del BCE sobre cómo actuar.





En todo caso, a la práctica, como podemos valorar de una forma más o menos contingente la actuación hasta ahora del BCE y su estricta ortodoxia (hasta el momento) respeto a su mandato estatutario de contener la inflación?

Podríamos valorar dos periodos distintos de nuestra recién historia para ver cuál ha sido la inflación en los dos casos, y por lo tanto valorar cuanto se han podido desvalorarizar nuestros ahorros.



Durante un periodo de expansión económica (tres años) bajo la tutela del BCE.




Durante un mismo periodo de tres años con la posibilidad del Banco de España de monetización de deuda






Autor: Sergi Bordallo

 




http://elcomentario.tv/reggio/crisis-31-coitus-interruptus-de-xavier-sala-i-martin-en-la-vanguardia/17/12/2011/
http://vozpopuli.com/economia/el-articulo-123-del-tratado-de-la-union-europea-prohibe-al-bce-financiar-los-gobiernos-de-l
http://ytumas.wordpress.com/2011/12/09/repasando-las-ultimas-declaraciones-de-los-lideres-europeos-euro-party-en-bruselas/
http://www.gurusblog.com/archives/alemania-bce-eurobonos/06/12/2011/
http://www.intereconomia.com/noticias-negocios/claves/krugman-pide-bce-que-ponga-trabajar-maquina-imprimir-dinero-20111111





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